martes, 9 de junio de 2020

Hasta siempre, Guillermo. Hasta siempre, compañero


Montaje realizado por Carmen Rocío Delgado

El sábado 6 de junio recibimos la tristísima noticia de que nuestro compañero Guillermo Caballero Muñoz, profesor de inglés en el Pablo Neruda desde hace casi veinte años, nos había dejado de manera inesperada, de forma brusca. El corazón decidió bajarse varias estaciones antes de la llegada a su destino esperado.
Nada de lo que podamos decir iguala la pena y el horror que sentimos en estos momentos. Fuiste nuestro amigo y nunca podremos olvidarte. Sólo esperamos que ya estés descansando en paz.
Fuiste un profesional comprometido y dedicado a que tus alumnos y todos los del centro respirasen el inglés y formase parte de sus entretelas. Siempre pensaste que aprender inglés no era algo más, sino algo esencial en el mundo en que vivimos. Y desde tu coordinación bilingüe te desviviste por hacer que el Pablo Neruda mantuviera contacto con alumnos y profesores extranjeros (Comenius y Erasmus+) que enriquecieran su experiencia académica. Vamos a echar de menos tu voz de bajo de ópera cuando te empeñabas en enseñarles inglés a través de canciones, porque siempre pensaste que el idioma entra mejor (o únicamente) por el oído, y es más divertido. 
Y no podemos olvidar que llevabas a gala que eras amigo de tus amigos y un hombre hospitalario y acogedor. Lo comprobamos con todos los intercambios con centros extranjeros que se han hecho en el centro incluso antes de que te hicieras cargo de la coordinación bilingüe. Nunca dejaste en la estacada a nadie, alumno o profesor, cuando nos visitaban, y te desvivías por hacer de guía, y siempre estuviste pendiente de que no les faltara de nada. Para ti no había horario. Siempre estuviste disponible para echar un capote cuando lo necesitaban.
De espíritu vivo e inteligente, sabías que la risa era la única balsa para capear las tormentas de la vida. Nunca te rendiste a pesar de los pesares. Dibujaste nuevos caminos cuando otros se cerraban y seguiste adelante, hasta hoy, que tu corazón se cansó de este mundo y te dejó volar sin ataduras, libre y ligero por siempre.

De nuevo la muerte, caprichosa y apresurada, se lleva a otro de los nuestros, dejándonos desolados e incrédulos. Vuelve la muerte a creerse vencedora, no comprende que jamás nos podrá arrebatar el recuerdo de aquellos que compartieron nuestros días y, a veces nuestros sueños.
Vive y descansa por siempre, compañero. Y que tu sonrisa te acompañe siempre vayas por donde vayas.


















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