martes, 29 de octubre de 2019

CURSO DE VERANO EN NEWCASTLE (INGLATERRA)

RESEÑA DE MI CURSO DE VERANO EN NEWCASTLE (INGLATERRA)

 
El pasado mes de julio asistí a un curso de Metodología innovadora del inglés en Newcastle-upon-Tyne, una ciudad al norte de Inglaterra conocida por su pasado minero e industrial. El curso tuvo lugar entre el lunes 22 y el viernes 26 de julio, ambos inclusive. Esta actividad forma parte del proyecto Erasmus+ KA1 que estamos desarrollando actualmente en el IES Pablo Neruda, por lo que está financiado en su integridad con fondos europeos.
El lugar de realización del curso fue International House Newcastle, un centro de formación para profesores de todo el mundo así como de preparación para los exámenes oficiales en Inglés. Este edificio victoriano en pleno centro de Newcastle se ha quedado algo pequeño para la cantidad de estudiantes que acoge, pero la atención del personal docente es excelente. Desgraciadamente, el curso al que me había inscrito no se llegó a realizar y a las profesoras de inglés que pretendíamos hacerlo se nos incorporó a un curso sobre CLIL, muy interesante pero poco práctico a efectos de aplicación en mis aulas. Hablamos varias veces con los organizadores, pero nos querían convencer de las ventajas de quedarnos en ese curso, del que al final no pudimos cambiarnos. Lo único que conseguimos fue que nos permitieran descargarnos materiales del curso de metodología para prepararlo por nuestra cuenta, cosa que he estado haciendo también este verano, aunque no es igual que trabajarlo en el curso.

 
Aparte de esta situación negativa, he de decir que la profesora y el grupo fueron geniales. Éramos 10 profesores, la mayoría de España (José Luis de Jaén, Myriam, Antonia e Irene de Ciudad Real, Nerea de Navarra, Rodrigo de Málaga) una profesora italiana (Elisa), otra brasileña (Rosanna) y un profesor austríaco (Ludwig). La profesora, Jane, tenía un gran sentido del humor y mucha profesionalidad. Intentó incorporar diferentes metodologías a sus enseñanzas sobre CLIL (su especialidad) para atender a las necesidades de las profesoras de Inglés que estábamos en ese curso que no nos correspondía. Y lo más curioso fue que hablábamos en inglés todo el tiempo, a pesar de ser españoles la mayoría. Tuvimos una enorme empatía y creamos un grupo muy interesante y diverso.

 
Las clases tenían un horario de 11:00 a 17:00, lo que era un inconveniente para ver la ciudad, ya que cuando salíamos a las 5 estaban todos los monumentos cerrados y por la mañana no abrían hasta las 10:30, por lo que no daba tiempo de ir antes de clase. El programa incluía un fin de semana con actividades que se pagaban aparte, pero yo tuve que volverme antes por un problema de salud de un familiar. Aún así, conseguí ir un mediodía al castillo (en la hora de la comida), dar largos paseos por la ciudad al salir de las clases, disfrutando de los variopintos puentes sobre el río Tyne, las calles con edificios victorianos, la preciosa estación de autobuses y, el domingo de mi llegada, pude ver el Discovery Museum, centrándome solo en la historia de la ciudad, y el Great North Museum, con un pequeño planetario.
 
De las tres opciones de alojamiento que había (hotel, familia y residencia de estudiantes) elegí esta última, en el Newcastle 1, Student Roost, situado en  Blandford Square, justo al lado del Discovery Museum. Fue una experiencia nueva para mí, ya que he cursado mis estudios universitarios en mi ciudad, a 20 minutos andando de la facultad, y no tenía experiencia previa de residencias universitarias. La habitación era un pequeño apartamento con cocinita, un baño pequeño, una cama frente a una mesa de trabajo y un armario para la ropa, lo básico para vivir. Se veían habitaciones muy modificadas de gente que pasa meses allí y las acaba decorando a su gusto. Había una norma muy estricta por la que entraban a revisar las habitaciones tres días antes de su desalojo; supongo que a veces encontrarán daños en las habitaciones y por eso la revisión. Los compañeros de otras habitaciones a veces eran muy ruidosos por los pasillos de noche, pero me ha gustado mucho vivir en esta pequeña comunidad en la que se pueden recibir cartas postales, se donan los excedentes de todo tipo cuando uno se va, se puede ir a un gimnasio básico allí dentro, así como reservar una sala de televisión para ver una película con compañeros, lavar la ropa en la lavandería, trabajar en la biblioteca o hacer un picnic en el patio de atrás.
Si bien tuve el problema con el contenido del curso que ya he contado, la experiencia me pareció muy interesante y digna de ser repetida. Esto mismo pero aprendiendo sobre metodología habría sido genial y no me importaría repetir otro verano… eso sí, ¡asegurándome de que me imparten el curso programado!
Elena Gil
 
 
 
 

 
 

 
 
  
 
 
 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 


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